Como presidenta del Comité de Seguimiento UE-Euromed en el Grupo de Empleadores del Comité Económico y Social Europeo he tenido la oportunidad de presidir el proyecto de documento informativo de la sección de Relaciones Exteriores titulado “Educación y formación profesional en la región euromeditereánea”. Cinzia del Rio ha sido la ponente encargada del dictamen, que se debatió el pasado 26 de febrero.
El Comité de Seguimiento Euromed del CESE ha resuelto centrar su atención en la situación de la educación y la formación profesional en la región euromediterránea, y presentar un análisis preliminar de la cuestión que podría utilizarse, en sus futuras actividades, para profundizar el diálogo y el intercambio regional.
En la Cumbre Euromediterránea de Consejos Económicos y Sociales e Instituciones Similares de 2018 (Turín, 17-18 de diciembre) se presentó un análisis preliminar con el objetivo de reforzar el diálogo y el intercambio interregional en sus próximas actividades.
El presente documento (que se ha enriquecido con varios de los comentarios y recomendaciones de los participantes en la Cumbre) no pretende ofrecer una descripción o una evaluación exhaustiva de la situación de la educación y la formación profesional en la región euromediterránea, tarea que ya han llevado a cabo otras instituciones (en particular la Fundación Europea de Formación —ETF— y académicos, investigadores y otros organismos y centros de investigación europeos), sino que, por el contrario, tiene como objetivo:
- Impulsar un debate y análisis conjuntos para profundizar en el conocimiento recíproco y evitar la reproducción de estereotipos que puedan entorpecer los debates positivos entre los representantes laborales y la sociedad civil en la región euromediterránea;
- Hacer hincapié en el papel estratégico que puede desempeñar una educación y formación profesional de acceso universal, garantizadas por servicios públicos de calidad, con personal cualificado y bien remunerado, y en estrecho contacto con todas las partes interesadas, los interlocutores sociales y la comunidad. Esto contribuirá de manera esencial a la consolidación en la región de democracias fuertes, sociedades con menos desigualdades y economías sólidas, lo que permitiría una colaboración euromediterránea fructífera, que respete la diversidad y el reconocimiento del valor de las aportaciones que pueda realizar cada país;
- Animar a los socios de la región euromediterránea a que busquen herramientas comunes y buenas prácticas, con el fin de abordar los retos a los que se enfrentan para lograr una educación y formación profesional mejores y más eficientes. Entre otros, el reconocimiento mutuo de competencias y capacidades, la mejora de la empleabilidad y el desarrollo profesional de los trabajadores y el personal de educación y formación profesional, el aumento de las posibilidades de movilidad para los educadores, los estudiantes y los trabajadores, y la garantía de que las mujeres y los jóvenes, también de zonas rurales, tienen acceso a educación y formación profesional de calidad, ofreciendo orientación y asesoramiento profesional; y
- Confirmar que la inversión en educación y formación profesional, dirigida a los jóvenes (principalmente pero no de forma exclusiva), es una de las mejores respuestas a los retos del desempleo y del subempleo, los cuales constituyen uno de los principales motivos para el aumento de los flujos migratorios desde esos países, y al reto de subsanar el desequilibrio entre oferta y demanda en el mundo laboral mediterráneo. Una forma efectiva de evitar diferencias, desigualdades y conflictos, y de trabajar por un plan coherente de inversiones específicas en la región destinadas a sectores de producción clave con el fin de fomentar un codesarrollo sostenible de la región euromediterránea.
Conclusiones y recomendaciones
- El derecho a una educación inclusiva y de calidad, a la formación y al aprendizaje permanente está reconocido como un elemento clave para el desarrollo de un país; la consolidación de un sistema de educación y formación profesional en todos los países de la región euromediterránea debería formar parte de un proyecto destinado a consolidar democracias fuertes, economías sólidas y sociedades con menos desigualdades.
- La inversión en capital humano es esencial, no solo para el desarrollo sostenible de los países, sino también para garantizar la estabilidad y la seguridad de la región euromediterránea. Los datos indican que las tasas de acceso y permanencia en la educación y la formación son muy dispares en la región, y que el abandono escolar prematuro entre el alumnado, principalmente de las niñas, sigue siendo muy elevado en algunas zonas.[1]
- Los sistemas de educación y formación profesional deberían ser accesibles para todos y proporcionar a las personas una base sólida de valores y conocimientos compartidos, además de estar respaldados por servicios públicos de calidad
- La baja tasa de actividad en casi todos los países del sur del Mediterráneo es preocupante, registrándose una tasa media de empleo informal que alcanza el 50 %; la tasa de participación de las mujeres se sitúa en torno al 25 %, y el 30 % son «ninis».
- La formación profesional sigue resultando poco atractiva para los jóvenes de varios países mediterráneos, bien porque las condiciones de trabajo son muy precarias, bien porque los puestos de trabajo están mal remunerados y poco profesionalizados; en todos los países persiste una imagen negativa de la educación y formación profesional debido a la falta de inversiones de calidad en este ámbito. Un desafío importante es cómo hacer atractiva tanto la educación y formación profesional en sí como las oportunidades de empleo que esta pueda generar. Para ello se recomienda firmemente dotarla de contenidos nuevos y actualizados, así como establecer una mejor cooperación con los interlocutores sociales que permita esta actualización y su vinculación con un mundo laboral en transformación. También es importante animar y enseñar a las empresas a hacer un uso más eficaz y provechoso del aprendizaje profesional y a cooperar en mayor medida para fomentar la transición entre la escuela y el trabajo o la empresa.
- La educación de los jóvenes y la formación son un importante desafío y proporcionan una potente herramienta para afrontar la presión ejercida por los grupos que pretenden centrar la atención en las diferencias y fomentar las divisiones, así como para prevenir la radicalización.
- Debería garantizarse la igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres como contribución a un desarrollo inclusivo y a la igualdad de acceso al mundo del trabajo.
- Deberían fomentarse los programas de aprendizaje profesional dentro de las empresas, así como un uso mejor y más accesible de Erasmus Plus para los jóvenes trabajadores y aprendices. Es necesario preparar a los jóvenes para que puedan utilizar sus capacidades a nivel transnacional y trabajar en distintos entornos y países.
- Las instituciones públicas deberían responsabilizarse de garantizar la calidad y la accesibilidad de la educación y la formación profesional, de reconocer y validar la educación formal y no formal, y de proveer personal cualificado y bien remunerado.
- Existe una carencia de datos fiables y una gran disparidad de datos y condiciones entre el nivel nacional y regional; algunos de estos datos incluso se han quedado obsoletos. Los datos deben servir para orientar políticas y programas específicos.
- Los interlocutores sociales y las organizaciones de la sociedad civil de cada país deben desempeñar un papel de primer orden en el análisis de las necesidades y en la planificación de los programas de formación específica dentro de una estrategia nacional coherente, a fin de evitar desajustes y de evaluar las políticas de educación y formación profesional.
- La UE debería contribuir a promover y garantizar un sistema de educación y formación profesional de calidad en los países de la región euromediterránea, fomentando intercambios con distintas partes interesadas y las redes de investigación, y facilitando la difusión de buenas prácticas, así como la movilidad de profesores, trabajadores, estudiantes e investigadores.
- La financiación disponible para la educación y formación profesional es muy reducida en varios países mediterráneos. Sin una financiación estable, es muy difícil planificar sistemas de educación y formación profesional que sean ambiciosos y sostenibles a largo plazo. Deberían explorarse y contemplarse formas nuevas e innovadoras de financiar programas.
- Para evitar duplicaciones, es necesario mejorar la coordinación y el trabajo conjunto con otros donantes internacionales en el desarrollo de la cooperación. Trabajar los aspectos relacionados con el sistema de educación y formación profesional debería ser una práctica más común y frecuente en los programas nacionales.
Podéis consultar el informe completo en este enlace.
[1] Según informes del Instituto de Estadística de la UNESCO.

